Mil ave marías
te dedico a ti,
tan solo, para verte,
junto a mi cabecera,
en el día, de mi despedida,
de este paraíso terrenal.
Sé que, tú, no vendrás
a despedirte de mí,
¡lo sé!
Alguien, con pena,
al oír, tu nombre,
en mi despedida,
te lo dirá.
Tu mano, en mi mano,
sentiré aunque, tú, no estés.
Con mil ave marías,
te seguiré, llamando,
en mi agonía.
Amor mío, así de triste,
será mi despedida,
con un enjambre de abejas
en mi pecho,
sonando, en círculos,
en una reunión,
ruidosa de lujuria…
Yo, te seguiré,
nombrando,
sin poder.
Y, mi corazón, se parará
con, tu alma, dentro de sí.
Y, mi boca,
seguirá nombrándote
hasta en mi último aliento
de vida.
Y no te irás de mi mente
hasta, que no me vaya yo,
a mi otra vida, sin ti,
amor mío.
Y, allí, te esperaré
mientras yo viva…
por el resto de mis días.
1 comentario en “Nombrándote (Número 293)”