Y pinto cabañuelas,
en abril,
encima, de un nubarrón,
que se avecina a mi vida.
Y solo busco mi tesoro,
¡ser feliz junto a ti!
Y pinto cabañuelas,
¡yo sola!
ante mi secreto erudito
de amarte sin fin,
porque, tú, me miras,
tan distinto, a todos los demás.
Y pinto cabañuelas,
con el sabor del amor
de la miel, para ti.
Y te regalo la belleza
del equinoccio de la primavera,
con mi corazón,
entregado a ti.
Y pinto cabañuelas,
en mi libro de recuerdos;
esos recuerdos tuyos
que me ametrallan el alma.
Y, esos mismos recuerdos,
no me dejan que termine…
de pintar cabañuelas para ti,
amado mío.
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