Esta vereda, tan salvaje,
aúlla dentro de mi mente
y muerde, ferozmente,
mis conexiones.
Y me hace soñar,
como un terrible
arácnido demoledor,
dentro de su tela protectora.
Y corroe mis dominios,
sin dejar de alentar,
mi sobria pasta carnicera,
en la clara misión,
de lapidar, esta confusa
vida interna,
para zarandear,
mi corazón,
entre los restos inmensos,
que forcejean, unos
con otros, para hacerse
victoriosos,
de una o de otra manera.
Deja un comentario