El alquimista turco,
con su pócima interesante,
cada noche,
sin dormir, posee,
entre sombras doradas
y azules azmicles bajo,
el idílico lugar de un valle verde,
con pinceladas rosas de vergeles,
a esa especial mujer
de pechos endebles
y de cálidas piernas.
El jardín especial de ellos,
lo mezclan,
con sus pasiones
de fuentes inacabadas
y tiernas.
Entre las armas de ellos,
el alquimista, se funde,
en su gran vado.
El polvo de estrellas,
lo inunda,
entre los brazos de ella.
Y, las calles de Estambul,
se adornan con sus gozos
de almas nobles y bellas.
Y, al amanecer, aún,
están gozando.
En sus labios,
un rico guabul.
Versos que traen el deseo ferviente de unir dos almas para disfrutar las mieles del amor en. las noches mágicas de Estambul
Que poema tan original. Muy bueno Mercedes. Lo disfruté.
Feliz Navidad
Manuel Angel
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Muchas gracias Manuel Angel por tu hermoso comentario.
Feliz navidad 😘😘
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