Puedo ser la más buena,
si te cuento,
el cuento de mi vida,
en el candelero
de una portada de feria,
sacada,
del lugar más bello de la tierra,
ensimismado,
en aquella huella de tu alma
que, cerca del río Guadalquivir,
penetró tan dentro de mí.
Aún, hoy,
anda revolcándose por mis venas.
Cientos de años hace
que te conocí;
cuando, los romanos,
andaban por aquí
y, en la época visigoda,
ya te quería yo a ti.
Surcos de tu alma en mí,
con ondulaciones de carmesí,
con flecos de trianeras flamencas
que paseaban por esta Vega.
¡Si es que tú no sabes…
lo que yo te quiero a ti!
Mira fijamente al río Guadalquivir,
mi reflejo,
seguro que te aparece por allí,
yo estoy, de nuevo, ¡por fin!
¡Tu amor tengo dentro!
¡Ha echado grandes cimientos!
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