¡Oh! ¡Petirrojo!
te acercaste a mí,
en aquella fuente
donde bebí para el amor,
para la salud, para la suerte.
¡Oh! la sensible luz
de aquel lugar,
me hizo, verte bien.
Fascinante tu belleza,
tu pecho y tu cara, naranjas,
bordeados, por un azulado gris
en el lado de tu cuello,
en el lado de tu pecho.
Tu vientre, tus patas,
tu parte superior
y, tus dedos,
marrones.
Junto a mi corazón,
tu pico negro.
Te tuve un buen rato
sobre mí.
Miré tus oscuros ojos,
acerqué mi cara a tu pico,
ni, aún así, te fuiste,
¡qué simpático!
¡Oh! ¡Petirrojo!
¡te vi tan frágil! ¡dócil petirrojo!
Conmigo,
en mis mejores horas,
por este sendero,
aquí en esta loma.
Seguramente,
tú, estás acostumbrado
a los humanos
que recorremos,
esta ruta, a diario.
Petirrojo te he visto,
tan cerca,
que me has transmitido:
¡la fragilidad de tus huesos!
¡la fragilidad de tu plumaje!
¡la fragilidad de tu cuerpo!
He comprendido, que eres,
un rey, en tu vuelo.
Detrás de ti,
los halcones, los búhos,
los gavilanes, los cuervos,
las urracas, las martas,
los ratones, las ardillas,
las ratas…
Todos te acechan,
van a tu caza,
¡con su fuerza destacada!
Y, tú, petirrojo,
vuelas, sin recelos,
cerca de ellos,
¡Oh! ¡Petirrojo!
tu vida, una estampida
en este embarcadero.
Sabes, como yo,
que tus enemigos,
te esperan.
¡No te duermas petirrojo!
Petirrojo: ¡aguanta!
la dureza de la vida,
marca y, mirándote,
petirrojo,
pienso en mí…
¡No bajes tu guardia!
Petirrojo: ¡aguanta!
🥰🥰🥰
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