¡Lucha!
Tú, siempre ¡lucha!
Si te ves enraizado
en la derrota,
¡mira hacia arriba!
¡mira hacia delante!
Y, mira, la brillantez
de la luna que, cada noche,
con su fortaleza,
cabalga,
a la sombra del sol.
Él, la ensombrece
y se burla, de ella,
por ser más radiante.
Mas, ella, la luna,
en su lucha continúa,
¡valiente! ¡constante!
¡Lucha!
Tú, siempre ¡lucha!
¡con tu cuerpo erguido!
¡con tu mente fortalecida
ante los desplantes de la vida!
¡Lucha!
Tú, siempre ¡lucha!
en este camino.
No te abandones,
moribundo,
para morir en una esquina.
¡No agaches tu cabeza!
¡No encorves tu cuerpo!
¡Saca todo tu consuelo!
¡Asómate a una ventana!
¡Que no te asfixie la derrota!
¡Coge aire nuevo!
¡Ve hacia delante!
¡Lucha!
Tú, siempre ¡lucha!
como un caballo de Troya.
¡Coge tu dolor más grande!
¡Dale palos de alegría!
y, con todo tu coraje,
¡échalo de tu vida!
¡Lucha!
Tú, siempre ¡lucha!
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