Vaya noche,
mi cama, desbaratada,
¡la manta por un lado!
¡el edredón por otro!
¡la sábana en el suelo!
¡he descansado poco!
¡toda la noche soñando!
Un médico, detrás de mí,
enfundado,
en un preservativo,
quería violarme.
Yo, corría entre matorrales;
después, me subía,
a un ascensor, descomunal.
Él, cada vez, más cerca.
Yo, cada vez, corría más.
Y detrás de él,
una señora,
bastante rara,
me decía:
-no seas «saboría»
-este hombre, te quiere amar.
Yo, me ponía como loca,
cada vez, corría más;
¡por montes!
¡con el crepúsculo de la noche!
¡por ferias!
¡con el gentío de la gente!
¡por lagunas! ¡por ríos!
Toda la noche, en un grito,
con la ruta, de un alma,
desesperada.
¡mala noche! ¡qué pesadilla!
Me despierto,
con la presión de mi sueño;
seguro, una señal,
para el día de mi operación.
Yo, seré, rehén de un médico;
¡no! ¡de uno no! ¡de varios!
¡No voy a correr!
¡Confío en ellos!
¡Dormiré mucho!
¡Seguro!