Y, no me vengas,
con tus medias tintas
a hablarme mal de nadie.
No atenderé tus palabras
malsonantes.
Solo, palabras bellas,
para todos mis amantes.
Ninguna sorpresa,
siempre, con ellos.
Mi urgencia,
¡quererlos!
lo demás, ¡atrás!
Y sigo mi curso íntegro,
¡cierto!
Así que no me vengas,
con trolas, de otro lugar.
Yo también sé desaparecer
en un plis de plas,
sin dejar,
ni una sola huella
para, después, delatar.
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