Y, con esta carga,
tan dura,
mi maravillosa ilusión,
no dejó, ni un momento,
de rondar por mi cabeza
desde que supe
lo que te pasaba, mi amor.
Así,
que me armé de valor
y, sin ningún prejuicio,
cartera en mano,
corrí a buscar
a ese famoso doctor
que alguien, una vez,
me dijo que algunos casos,
como el tuyo, curaba.
Después
de mi despedida,
Kilómetros y kilómetros,
hasta que, al fin,
lo encontré.
Al llegar, miré sus ojos
y él me miró.
¡Un cruce de miradas
emotivo!
Cogió mi carpeta
y, con un suave movimiento
de cabeza, me dijo que sí.
Y, mi corazón,
danzante,
bailó danzas ancestrales,
jamás conocidas.
Amor mío,
¡estoy contigo!
¡en tu lucha!
¡te digo que sí!
¡vive nuestra esperanza!
¡tu lucha perdura!
¡tu victoria se acerca!
Juntos, mi amor,
¡alcanzaremos la fiesta!
Pingback: Kilómetros y kilómetros (Número 215) – 🌎 Alquimia. Poemas de felices amores cortos y largos. Mercedes Luque Navarro.