Salto por ti, mi cielo,
con esta sonrisa.
Y, hasta se cierran mis ojos,
con la alegría
puesta en mi cara,
con las ganas firmes,
de amarrarme a tu ancla
de marinero bohemio.
Y, tú, con tus perlas
estrelladas, me miras,
culpable de mi viva alegría.
Y, tú, provocas la subida
de mi alma;
me llevas, a los
mejores postulados.
Yo descubro que eres
para mí, una postal
de la naturaleza.
Tu amor, me quema.
Tú estás conmigo
¡aquí! ¡en el ahora de mi vida!
Mi cielo, yo,
hasta durmiendo,
te presiento,
¡fuego! ¡fuego!
Replica a Mercedes Cancelar la respuesta