Amor, me miras
fijamente, penetro
en las lagunas de tus besos,
sin condiciones, me abandono,
en los tesoros
que tú me das
y, en esos trozos de cielo,
yo te beso.
Tus caricias
flamean mi cuerpo,
encallas, tus alocados
y sensuales dedos,
en los racimos de mi piel,
nacientes para ti,
cada vez que,
entre mis brazos, te poseo.
Y, tu perfume, cristaliza
en mi sien,
hasta embriagarme,
con tu amor.
Me pervierto
con tu locura,
me haces tu prisionera,
despampanante,
en las fronteras de tu cárcel,
austera y vinícola,
desde que me hundo en ellas.
Yo te voy manoseando
a mi antojo, hasta hacerte
mi aliado empedernido,
hasta ser capaces
de morir juntos.
Yo te voy contando,
lo mucho que te amo
hasta que,
en tu loco frenesí,
tú logras jadear, junto a mí,
un «te amo» para, al fin,
rendirte ante mí.
Yo me postro ante ti
con todas las flores del
cosmos, para regalarte,
mi ramo de rosas,
mis rosas rojas de amor…
Deja un comentario