Impetu para quererte,
tú, me desbocas, locamente,
hacia tu resbaladizo torrente
de agua salada,
desde mi espalda hasta mi cintura
y me refrescas,
con ungüentos salvajes,
cada vez que te tengo cerca.
Con este ímpetu triunfal,
busco, el trueque,
en las colmenas de mi nueva
vida que, sin más,
me presentan,
el camino milenario,
hacia tu directriz.
Y, en esta vida,
me abres, el arcoiris,
ante las tinieblas
de la muerte que dejé atrás
para estar junto a ti,
amado mío.
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