
Y otra vez que me veas
me besas “omío”.
Tengo ganas de tu sal,
de tu licor real
que atraviesa mi luz
y cubre mi tez
con tu natural amor,
anisete navideño
para mi cuerpo,
que te estampa en mí,
igual a un estandarte,
victoria de tu amor y del mío
que hoy se sientan,
con cariño,
en el mismo río,
frescor arduo de tu poderío
y arroyo claro del mío.