Y me hubiera gustado,
vida mía,
hacer el amor contigo,
aquella noche oscura
en la que las luciérnagas
cortejaban
tu nombre y el mío,
mi vida,
Seguro que, tú y yo,
hubiésemos tocado el infinito
igual a un sueño, mi cielo.
Y hubiésemos viajado
a un mar desconocido,
fructífero mar,
aguacero de nuestros
corazones
al llorar de alegría.
Y hubiésemos surcado
los mares habidos
y por haber.
Y hubiésemos fundido
nuestros cuerpos
en las profundidades
de los océanos.
Después,
con alevosía,
hubiésemos bailado
con estrellas y luceros.
Y hubiese amanecido,
con nosotros,
un bello día,
corazón con corazón,
¡cuánta energía!
Y hubiese resplandecido
la vida con fogatas.
Y hubiese amanecido,
cada día,
con un sol despampanante.
Así lo siento yo,
así lo vivo yo,
vida mía.
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