Hoy, una paliza moral,
me dan los gobernantes;
¡la ley a su favor!
Antaño, esa paliza,
te la daba el recaudador de
impuestos:
una paliza física,
hoy, convertida,
en paliza moral.
Los esfuerzos de años y años,
los de mi vida laboral,
obsoletos, abocados,
a la ruina total.
Y, con esta intromisión
en mis derechos humanos,
quedo al borde
del precipicio de mi vida.
Y, con algo de suerte,
viviré de la caridad.
El gobierno y la banca
me han apaleado,
(moralmente, claro)
Probablemente,
todo, por un hogar,
por un piso nada más.
¡Triste morada!
Esfumada en un plis plas…
Fotografía Pexels
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