Pérdidas (Número 921)


Punto a punto,

el pez, de luto,

colocado,

en las esquinas

de una raza de miras,

construidas,

por la grandeza verde y móvil,

de unos árboles inmóviles,

en sus raíces fósiles,

donde la luz del día,

empoderada con,

la marcha de las voluptuosidades

incandescentes,

entre las miradas perdidas,

de los pozos diferentes,

encontrados,

en las pendientes

de la vida misma,

corruptos,

desde la última vez

que se clasificaron,

en la existencia de las banalidades,

entre los portentos vacíos

de una lucha de clases

donde, la pérdida de algo,

abandona tu dimensión eclipsante

y, destruye, los horóscopos pensantes

de una caléndula delirante

y de una postura, equidistante,

entre los logros concomitantes

de la raza menguante,

en las lunas parciales

de la historia perdida

con los causantes

de la desgracia

empedernida, cautelosa,

pérdida de facultades.

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