Pintores (Número 750)


Como loca,

en este entramado

de mazorcas de maíz,

compongo, este poema,

para ti, pensando,

en la luna creciente de mayo,

la que nos gusta tanto,

a ti y a mí.

Puerto cerrado,

en el yate de Alicante.

Las muchachas,

se fueron, un poco antes.

Los chavales,

tomaron, el postre,

en la gran terraza del hotel.

Nosotros, aún, en la ladera

de aquel misterioso estandarte,

buscando, los dos,

nuestras historias de antes,

nuestros recuerdos,

grabados en el alma,

con fuego imperecedero,

con cal de las de antes;

¡blanca! ¡potente!

¡radiante…!

Si, tú, eras genial,

yo, lo era más.

Si, tú, me querías,

yo, te amaba.

Si, tú, me buscabas,

yo, te encontraba.

Y, sin dudarlo,

con la gracia de nuestros besos,

los que nos dimos allí,

nos fundidos,

en abrazos de colas de caballos;

abrazos, impolutos,

para llegar, al fondo del mar,

con duendes del océano,

con sirenas morenas,

con poéticas canciones.

Y, con el apabullante atril de pintores,

bajo el mar, sacando en sus lienzos,

nuestro amor inmortal.

Los peces de sierra

se pusieron a llorar

y, las ballenas, no se

quedaron detrás.

El arcoiris se hizo, allá,

en el fondo del mar.

Y, todos los peces,

se pusieron a cantar:

¡el amor! ¡el amor..!

cuando, se ama, de verdad.

🥰🥰🥰

Fotografía Pexels

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