Mis ojos, a las cinco,

se van cerrando,

poco a poco,

con la mixtura del río Corbones;

aquí, se rompen los corazones

de las mujeres de la vega.

Mil aventuras puestas,

en este lugar espectacular,

taller de halterofilia,

la que tanto a ti te gustaba,

cuando pisábamos Madrid.

Tú y yo, mi amor,

con aquellos veinte años,

a la luz del sol,

en aquella plaza central,

mirando hacia arriba,

hacia aquel helicóptero

que, tiraba, poesías de amor,

cielo mío.

Y, en mis manos,

cual suave mariposa,

una, se posó, yo, te la leí:

«Cuelgo, en tu cuello,

esta medalla de amor

para que, me tengas,

cerca de tu corazón».

Ahora,

recuerdo ese momento,

también, la ternura

de nuestros besos.

Y, con estos versos,

te digo que te quiero.

Tú no te has ido,

mi amor.

Tú vives, en mi alma,

te hablo cada mañana,

me contestas,

con aquellas mismas palabras:

«Cuelgo, en tu cuello,

esta medalla de amor

para que, me tengas,

cerca de tu corazón».

😘😘😘😇
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