Bueno, pues…
aquí estoy,
en este atolladero
que emerge, por sorpresa,
del fondo de los mares.
Yo, quería visitar,
los fiordos noruegos
y mira donde me veo,
en esta capital de Estrasburgo
donde, cada cual,
compra, su mulo,
para el pastizal de la gloria.
Sola, yo,
no me voy, tan lejos,
a un lugar, esplendoroso,
sin ti.
No me nuevo de Estrasburgo,
donde el ondeo
de los barcos, vibrante,
hacen más ruido
que los tanques de guerra.
Será, precisamente,
para que yo te vea
y me entregues, al fin,
el anillo de Salomón,
ése que buscábamos los dos.
Y, tú, lo encontraste
aquella noche,
en el pajar de Alicante,
te lo llevaste a Estrasburgo
y, aquí, estoy
para que me lo entregues,
sin más dilación,
el anillo de Salomón.
😘😘😗😘
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