Vaya chasco,
la opulencia, convertida,
en mugriente alma.
¡qué asco!
Yo no entiendo
que, algunos desvergonzados,
hagan lo que hagan,
malo o bueno,
queden impunes.
Sus cosas buenas,
tienen importancia.
Sus cosas malas,
justificación.
Y como decía «Calimero»:
¡qué injusticia!
Algunas personas,
sin ninguna culpa,
se ven, relacionados,
con drogas,
con robos,
con fracasos…
¡qué desengaño!
Algo, tengo muy claro,
el alma,
no se mide con dinero
ni con un perfume caro,
¡qué desengaño!
El alma, se mide,
con amor, con amor del bueno,
con amor de un corazón.
Comunicado SOS:
«un te quiero»
ése, mi dinero,
ésa, mi alma.
Nec vendere animam.
(El alma no la vendas)
https://www.safecreative.org/work/1908121674881-mi-dinero-numero-493