La noche va pasando,
llega la madrugada,
las peores horas,
aún sigo despierta,
con dolor.
Mi doctora, Eva María,
me visita, junto a ella,
una chica rubia.
Y miran el trabajo de ayer,
conmigo, se les presentó
un duro trabajo.
Y, otra vez,
dicen lo mismo:
¡esto va bien! ¡menos mal!
si sigues así…
mañana a planta.
Y que sepas:
tu familia te espera
en la puerta,
con ganas de abrazarte.
Toda una noche sin sueño,
más sí llena de sueños,
una noche de desespero
y, de aquí,
saldré…de nuevo.

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