Lo último que me has dicho,
imponente, casi siempre,
me das pares,
no sé por qué,
hoy, me das nones.
Tu locomotora cambia de rumbo,
sin hacer, un alto en el camino,
sin pedir ningún permiso,
a lo loco.
Mi cuerpo sufre una parada,
mi corazón cae a pedacitos.
Y, mis manos,
despojadas de ti,
sienten tu pérdida,
pinchan cual atroz cactus.
Lloro hasta, con mi piel,
con mensajes esperantos.
Mis ojos, se han secado,
mi alma,
se ha colado en mi corazón;
juntos, lloramos,
impotentes,
por el sinsabor, amargo,
de tu amor.
Y, como un toro de «Miura»
te pones frente a mí,
con esa bravura
que me da un telele,
imponente.
Y, con esa mirada desafiante,
me haces sufrir hasta desde lejos.
Y me quedo, a solas,
con mi poca casta brava.
Y no aguanto más…
mi alma, destrozada,
siniestro total.
😘😘😗😘
[…] https://poemasdemercedes.com/2019/06/17/imponente-numero-412/ […]
Me gustaMe gusta