Y diré, con esta penumbra,
que oscurece hasta mi piel,
que de anciana, te amaré
igual que la primera vez.
Yo, te vi, sentado,
en aquel pollete de hierro
de la plaza de Santa Ana,
daba a la esquina de mi casa.
Y, recién pintado
de verde esperanza,
tú, te pintaste hasta el alma.
Yo, a voces, te llamé
para limpiártela.
Me miraste, te miré
y, todos esos sentimientos,
perduran conmigo
como si no hubiese vivido,
ni un día más,
desde que te conocí.
Y mira que he llorado
por estar sola, sin ti,
en este laberinto de amores
de mi vida.
Algo me consuela,
lo grito a los vientos:
todavía miro,
a través de esa ventana,
hacia la plaza de Santa Ana,
¡mi ventana hacia el amor!
😘😘😘