Por fin, tengo cama,
en este hospital.
Me inspira confianza,
en la quinta planta,
quinientos diecisiete,
mi habitación sagrada.
Me acomodo,
hasta mañana,
día cuatro de abril,
a las ocho.
Pero, algo tarde,
a las diez de la noche,
se presentan mi cirujanos,
con un rotulador, en sus manos.
Me hacen casi un mapa,
pintadas y pintadas.
Por favor,
¡qué obra de arte se avecina!
Dormiré tranquila,
¿para qué pensar
si, mi cuerpo, está que trina?
Mañana, a las ocho,
estaré más dormida.
El tiempo se parará,
para mí,
un jueves, cuatro de abril.
diccionarioderimas.video.blog
cancerpoemas.art.blog
poemasdemercedes.com