Con tapices de dolor,
siento, mi vida,
en mi último pasaje,
camino hacia mi desnudez.
No me quedan ropas
superpuestas,
en este paraíso terrenal,
que me desnuda.
Voy, enfrentándome,
a mis actos,
a los buenos, a los malos.
Voy, enfrentándome,
a quien verdaderamente soy,
una humana pecadora,
con ansias de saber:
¿que será de mi último viaje?
¿dónde me llevará?
¿qué sentiré, al llegar,
a mi destino?
quizás, me pierda,
por el camino.
Yo, no deseo perderme,
en las malezas soñolientas,
de una muerte lenta.
Yo, no deseo perderme,
en un viaje, que me lleve,
a ninguna parte.
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