Dónde voy,
si lo mío, no es ir.
Sinuosa,
entre nardos olorosos,
me sirven,
para tu adiós,
siempre y cuando,
no te vea, en ese mismo instante,
en el que, te has embarcado,
hacia un rumbo delirante.
Te atreves a censurarme,
si, tú,
no sabes mi verdad,
¿por qué lo haces?
Mi siniestra verdad,
en aquella tempestad amorosa,
en la que me hallo inmersa,
por tu presente fantasmagórico
que, me clava,
las peores armas nucleares
de la tierra.
Con este presente
me topo,
¡por sorpresa!
Te juro, por todo lo
que me mantiene de pie,
que es el presente
más abominable
que pueda creer.
Hoy, te cuento,
la mitad de las malezas,
que vivo, por ti,
lo que afronto, por ti.
Hoy, aquí,
delante de un juez,
pido tu alejamiento,
kilómetros y kilómetros,
¡lejos de mí! ¡vete!
Y, encima,
me dices,
que, puedo ser,
tercera persona.
¡Aléjate! ¡Aléjate!
Necius mortem.
“La elección de la muerte”
Pingback: Orden de alejamiento (Número 309) – 🌎 Alquimia. Poemas bonitos cortos y largos. Blog Mercedes Luque Navarro.