Una estrellada noche de
febrero,
con tu falsa sonrisa
encubierta,
con cerrojos en tu alma, en su puerta,
con ese turbio lastre, tan
austero.
Tu engendro de triunfador
caballero,
tu batalla de reyerta en
reyerta,
tu ambición que te mantiene
alerta
en tu gran océano de
trolero.
Ideas de tu insignia
sigilosa,
con un falso beso
catapultado,
para ti, mi boca no es
candorosa.
Con mi cólera por tu
desagrado,
mi amiga, la tristeza
llorosa,
por tu insidia, distante de mi prado.