Arquitecto de un rayo de trasluz,
tu ingenio en nuestras monarquías,
un prisma en el que tú te mezclarías,
centros reflejos de tu contraluz.
Con ese misterioso
tragaluz,
amantes gloriosos en esos
días.
Con tu garra me
confabularías
a nuestra real fusión en tu
cruz.
Tu vislumbre me muestra tu
cultor,
tu olor nítido de
azahar,
señal de identidad, tu
petricor.
Abiertos bajo tierra en el
altar,
al alba, danzando con estridor,
haciendo el amor en el
pajar.
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