Pues con tu ayuda en mi mutación,
de lo ínfimo hasta tu altura,
sin previo aviso de tu bravura,
entramos en igual constelación.
Con el azogue de mi elevación,
con tu alma secreta en mi cura,
percibo mi suerte, mi gran captura.
Contigo aparece mi salvación.
Y, ante mi pasión, tú sucumbirías
por la gran locura de mi amor.
Contigo se fueron mis atonías.
Desnudaste mi engendro impulsor,
¡oh! me abriste cuando me poseías
con tu astucia de justo pensador.