Ebarista (Número 1.157)


La luna, puede esperar,

concomitante, el elefante,

con sus orejas gigantes,

con la sombra, de la penumbra,

en sus espaldas.

Perdura,

por la pradera oscurecida,

a lomos, de tu cintura,

con el corazón, a oscuras

y, con la prudencia,

de tu sepultura,

caminando,

de las manos de la vida,

hacia las montañas perdidas,

con las luces encendidas

y, con el tiempo,

en la estratosfera,

de una laguna muerta,

sintiendo,

el correoso milagro,

de las estrellas,

en la caminata triste y oscura,

divisando,

las plateadas

y, multicolores piedras,

de un tiempo que perdura;

dorados, azules, verdes,

plateados y, el rojo saciante,

de una Navidad,

en este lugar bendito,

con las flores de tu corazón

y, con el rico café,

de un ebarista fiel,

con las manos en la masa

y, con el corazón,

regando mi taza…

🥰🥰🥰

En La Portuguesa,

en Lora del Río

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