Catacumbas (Número 1.148)


Dolores, cosidos, a mi espalda,

resistentes,

con las voces de tumultos

y condenas, parecidas,

a almas en pena.

Trotamundos,

de los simples y delicados,

puentes de primavera,

con mi última sangre,

casi derramada,

en una dura cuna.

Entresijos,

de una vereda interminable

cerrando, los ojos,

muy poco a poco,

con las manos sujetas,

en alguna cadena humana,

que atenta,

con la fuerza de las tormentas

y, me sonroja,

débilmente,

en la tregua de amantes

de primavera.

La guerra, siempre,

con la mala suerte.

La lista de las congojas,

aprieta,

cual entierros de muertos

y, un Padre Nuestro,

se oye, a lo lejos,

al repique de las campanas,

por una vida entera,

jadeante y desesperada.

La tregua, para nada,

solamente, la delicadeza,

se hace, cada vez,

más fuerte y perversa.

El leve deterioro,

a las puertas,

de toda esfera,

por una vida,

en las catacumbas,

con un sueño, premonitorio,

de la debilidad que se acerca…

🥰🥰🥰




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