Vejez (Número 1.060)


Un caminar torpe,

abolengo, en detrimento,

en los enclaustrados años;

mitigación, de un dolor inmenso.

Sus piernas, con artrosis,

su circulación, en un botín,

de arena corrompida

Sus células, agotadas,

su corazón, casi parado,

lento… muy lento.

La abuela, con sus muchos años,

parsimonia, en su mente,

a veces,

con sus frases descabelladas,

sin saber, muy bien,

por dónde anda.

Sus arrugas,

destrozos de su piel.

Su sequedad,

por doquier.

Su extrema delgadez,

acompañada,

de una galopante,

pérdida de su mirada.

Sus hijos, aún, presentes,

en sus pensamientos nuevos;

ya no son los de antes.

El cansancio, la retrae,

los días, monótonos.

Su perro le ladra,

ella, baja sus ojos,

espera, en la sombra,

las visitas, de algunos desconocidos,

entre ellos, hasta sus nietos y biznietos.

Su caminar, por esta vida,

la hace, parar,

en la posada,

de sus últimos sueños.




A %d blogueros les gusta esto: