Dolor tras dolor (Número 1.038)


El esparto roto,
los días de plomo,
la sequedad
de un algo vacío,
pusilánime momento,
como el mío.
Entuerto de vidas crepusculares,
sin traficar por las calles.
Carrera inacabada,
jolgorio de primavera muerta.
Estructura portentosa
y cuando, los abrazos vuelvan,
diremos,
gracias, a cualquiera,
¡besos de garganta!
¡caminos de luz!
¡verde anaranjado!
Y, en los puertos,
momentos tristes,
¡no acabados!
Las bocas, al descubierto,
todos, algo más contentos,
la enfermedad dolorosa,
hizo su mella.
Las energías, moribundas,
en los puentes de la vida,
paso a paso.
Nos acordamos de algunos
que se marcharon.
Esta tipeja,
espantapájaros,
muertes de los vivos colores,
de los frescos puentes
de vida viva.
La locura de la pandemia,
todavía,
no se ha esfumado.

2 comentarios

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