El amor gana (Número 1.008)


Presta conjunción

entre tú y yo,

mil batallas perdidas,

en este barco de la sabiduría.

Nosotros, desde niños,

venerábamos,

con todo nuestro cariño,

a los dioses vespertinos.

Ibamos,

hacia islas de doncellas

y de vetustas mujeres,

con el colofón gradiente,

de una plaza,

elegantona y bonachona,

filtradora de pensamientos,

nutriendo, cada día,

en su laberinto de amuletos,

lentamente y arduamente.

Nuestras manos cogidas,

hicimos un juramento,

nuestros gritos,

se fueron, por todo el firmamento.

Caminemos juntos,

en el crecimiento,

de unas nubes,

que pasean por toda la tierra.

Caminemos juntos,

en este zepelín,

de amores y de deseos,

unidos portentos.

Caminemos,

hacia la integración

de nuestros centros,

uno a uno,

en la elocuente, gracia bendita,

de este firmamento.

Lento, lento,

gradiente a gradiente,

aún, nos estamos queriendo.

El horizonte queda lejos,

el final de nuestro amor,

aún, no ha llegado.

No nos demos por vencido,

el amor, siempre gana.




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