En el mar de tu mirada,
la dulzura de tu alma,
me llama, en la loca noche
de tumultos interminables
que se han oído de norte a sur,
indomesticables,
con la penumbra,
de vasos catalogados,
de misterios subliminales,
caminando,
entre los despropósitos
de una oscura calle,
enfrentada,
al Levante indomesticable
de unos pasos de acero,
que pesan, detrás de mi cuerpo,
cuales andantes hirientes,
persiguiendo,
el sueño de los presentes,
en la vida loca
que, me protege, del ausente miedo,
deleznable, por tus puños griegos
y por tu azmicle poderoso,
en tu fábrica de alquimia,
que va dominando,
mi alma, noche a noche,
en el camino, de la fusión,
con la tuya, amor mío,
la piedra fislosofal,
existe y brilla, en nosotros,
ascendiendo, poco a poco,
hacia la luz misteriosa,
de la vida perpetua,
de la legendaria piedra,
por los misterios, ganados,
con nuestro pacto,
de amores sagrados.