Encuentros,
en una bola de fuego,
con miradas, abrazos y destellos,
las mejores ocasiones
para unos amantes expertos,
curtidos, por almas sincronizadas,
que estallan,
entre las olas del mar,
chispeantes,
para festejar, la vida,
cada momento,
con sus risas y carcajadas.
Sonidos deliberantes,
de personas, que se aman,
flagrantemente,
con la locura viva,
de una droga eterna y eclipsante,
una droga fuerte y penetrante
donde, el amor, es lo preferente,
con las más extremadas auras,
de lindas personas
que, se buscan,
siempre que pueden.
Poco a poco, se reciben,
con almas de musas
y con corazones de poetas,
mirando, el horizonte,
con la misma inocencia
de un cachorro, en las manos,
de un niño eclipsado.