Iceberg (Número 958)


Si es verdad

que mi pena es pasajera

¿cuándo me lo dirán?

No entiendo tanto secretismo,

en el estribo de mis patadas,

dando coces a diestro y siniestro.

Prefiero una espantada,

que me libre,

del soliloquio de mi vida,

de la punta del iceberg,

de la loca instancia

que miro del revés

y, me planto,

cual acuarela blanca

en las cimas de las montañas

donde, puedo ver,

el ardiente bosque

que persigue mis piernas cansadas,

sin jugo, por los años,

martirio de una longevidad,

acabada,

que ha cerrado,

las puertas de mi poder humano.

Solo me va quedando,

el recuerdo,

en mi mente despejada,

ante las pobres pesadumbres

de esta vida mundana.

Prefiero que, tú, lo sepas

antes de irme a la cama.

Para saber más:

Vista cancerpoemas.art.blog

Vista diccionarioderimas.video.blog

Vista poemasdemercedes.com




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