Aún Navidad,
los adornos, sin quitar.
Un año sin igual,
el techo, con flores colgantes,
una planta de Pascua fragante.
Una estufa, caliente,
recuerda la fecha.
Frío enero,
heladas bajo cero.
La marquesa,
tomando, un café caliente,
pensativa, en el mes
que dejó detrás;
¡extraño mes!
diciembre de dos mil veinte,
¡extraño año!
año de dos mil veinte.
La incertidumbre en su cabeza;
lo vivido, conocido,
dos mil veintiuno, por descubrir.
En su cabeza,
¡el fin del covid!
en su corazón,
¡la pena de no ver el fin!