Tentaciones,
en mi mundo del revés.
Ceras en mis manos,
un aliciente, indiferente,
a la carrera del mundo,
por estrategias, competentes,
de los antiguos inocentes,
callados, por la intermitencia,
espeluznante, de los cantores,
del mundo del revés.
¡Duermen poco!
De noche vagan,
con sus ilusiones,
perpetrando,
en lo desconocido.
¡Ninguno se da por vencido,
las camelias, su sino!
Las aventuras surtidas,
cogidas, con pinceles de oro
y con plumas de diamantes.
Los poemas, al instante.
Los lienzos, delirantes.
Las historias, interesantes,
Las canciones, pegadizas.
El tono de la música
en su esfera sagrada.
Y una tostada, delante,
a las diez de la mañana,
después, de una larga noche,
fuera de la cama.
«Noctes dormimus».
(Noches delirantes).