Punto a punto,
enemigos de otro mundo.
Control de los avisperos
en una histérica candela,
perdida,
en los lagares de una mina.
¡Santo! perspicacia,
de los lamentos inesperados,
de una angustiada
sombra de cruces,
entre las estrellas incandescentes,
de una abierta luna
que interesa
al control móvil
de los cambios de la vida
en sus fases menguantes
y, en los locos poderes,
de unas manos gatillantes
que sorprenden como antes.

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