Una ruleta,
mi vida abajo,
gira y gira.
Encuentros en una fase perdida,
espirales de personas que,
en la rueda,
giran que te giran,
entre las más fervientes ensenadas
con cataplasmas internos,
culminando,
en los espacios almácigos,
de una limpia cordura,
pintones de los círculos
empedernidos,
con emociones de cordura,
postrados,
hacia una ventana de oxígeno
que supura lecciones de vida,
en la cruel inmundicia,
con el espanto concomitante,
de una austera prueba
de candiles objetos,
en las enérgicas mitocondrias,
ante una luna llena,
especial, entre las estrellas.
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