¡No! ¡No! ¡No!
No me parece correcto,
ese gesto tuyo,
¡ademanes inquietos!
Mozos, en la verbena,
de nuestro pueblo,
mirando, mi cara, de nuevo
y, tú, con instinto austero,
pierdes,
la noción de mi tiempo.
El pasado,
un presente
que vivo de nuevo,
en los gradientes,
de tu cuerpo pasmado,
ante lo más raro del universo:
¡un te quiero, a la sombra,
de los pies de este cementerio!
La vida, puede brotar, de nuevo,
en las colas de la paleta de colores,
extremo a extremo.
Los primeros días,
en esta situación anhelada
que me pone, delante tuya,
para ver lo inmenso de los cielos,
saliendo,
de la infiernos secos,
del espanto cirscunscrito,
en los pastos aledaños,
de las misiones de guerra,
en esta alocada vida,
que todo lo martiriza,
con los pies descarriados,
con los seres, mintiendo,
por todos los estamentos.
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