El cuervo no llegará (Número 900)


¡Cómo he respirado hoy!

¡Tranquilidad,

a las cuatro de la tarde!

Después de tumbarme

y mirar,

un falso cielo estrellado,

donde,

la única luz que brillaba

era la de mi corazón,

con una buena noticia,

¡qué respiro tan grande!

¡cómo me he liberado!

¡las trabas me las he quitado!

¡los grilletes he destrozado!

He abierto, una puerta grande,

para ver,

un cielo azul, bordado,

de cuentas y paisajes

de lindos figurantes,

para quedarme, en la tierra,

por los años venideros

hasta no poder caerme,

de este cielo aventurero

que, me hace,

la mujer, más feliz,

del mundo entero.

Cada vez que presento

una nueva cuenta,

dentro de las mazmorras,

del opaco negro manto,

con los cuervos, que se paran,

buscando manjares nuevos.

Yo, cada vez,

se lo pongo más difícil.

¡No quiero darles ese gusto!

¡Les va a costar mucho trabajo!

Mis fuertes y olorosos conductos,

me harán, gritar fuerte.

¡me darán poderes!

hasta el final,

de una batalla perdida,

en la tierra,

para alcanzar,

una mejor meta.

Y, con mis manos,

tocaré,

la gloria entera.

Venire non posset corvus.

(El cuervo no llegará)

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