Limítrofes tu pueblo con el mío,
me pongo a esperarte
en la piedra de la entrada
donde pone tu nombre,
con la ilusión,
de que vendrás a verme.
Mi alma rota,
¡a pedazos!
se debate entre la vida y la muerte.
Los ciervecitos,
no han dejado de pasar,
entre los árboles
más alejados,
de este lugar.
El sol sigue como una velita
a punto de apagarse
y, la tempestad de mi alma,
cada vez más grande.
No sé si tú vendrás
a amarme,
¡mis ilusiones no han muerto!
Me he puesto el vestido
que tanto te gusta,
recogido a un lado,
el de aquel estampado profundo
que te hace temblar,
con el que parezco estar,
en otro mundo.
Y, ese mundo,
¡acabo de pisarlo!
¡en vida!
0 comments on “Otro mundo (Número 827)”