Agosto (Número 791)


La partitura de mi vida,

un fracaso, una agonía

en mar abierto, rozando,

el límite,

de las coordenadas norte sur,

dirigiéndose hacia el punto medio

del lugar donde está la carabela,

con el tormentoso aire nuestro,

en la integral señalización,

hacia la luna.

Petunia intranquila

de una muerte endeudada,

entre tu vida y la mía.

La Polinesia nos hizo un guiño

potente,

en la rutina clamorosa,

del arco celestial

que vimos en el firmamento.

Analista de una borrasca neutra,

tomada,

por la horripilante bengala necia

de una entretenida calma,

después, de amarte,

en la madrugada,

junto a tu tributo inigualable,

en la playa de Barbate donde,

el verdoso mar del treinta de julio,

nos hizo la promesa de no separarnos,

ni aún en los días de más tormentas.

Los sueños, en las noches,

nos abrazan y nos tributan

un ala mágica de verdades sinceras,

en nuestro corazones,

¡las higueras!

Miro al mar gigante de Barbate,

un grito con mi poder,

brevemente,

despampanante,

el amor, no se deshace;

alados.

hoy, en Brasil…

¡miércoles cinco de agosto!

amor mío.




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