Por la vieja esquina,
en la noche de los poetas muertos,
entretengo a mi perro,
mi fiel amigo sincero.
Tus ojos enternecidos
sorteando el misterio,
tu mirada, un reencuentro.
Tu agradable presencia,
tus finos ladridos,
en mis oídos.
Te hablo vocablos latinos,
tú mueves tu lindo rabito.
Y, esa dulzura de tus ojos,
en el lenguaje del amor,
me dice algo,
¡triunfo de tu condición!
No te hacen falta vocablos
¡mi perro! ¡mi perro!
¡tus patas, encima de mí!
¡mis manos, encima de ti!
El lugar donde te hayas,
a granel, fidelidad
y, tus hermosas luces,
en el tropel, seguridad.
Tu aliento me sana,
¡Tarzán! ¡Tarzán!
¡Quédate en este lugar!
¡Vamos juntos a jugar!
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