Peldaño a peldaño,
a veces con placeres,
otras, con duro trabajo,
mi vida voy marcando.
En los años de mi niñez,
los ruidosos resbalones,
las heridas, las caídas,
los coscorrones,
“esos años de travesuras”
con mis amigos en la calle,
en mi mente,
– hoy me lo paso mejor que ayer.
Después,
mis bailes en los guateques,
en las fervientes discotecas,
“flipando con mis amigos”
todos juntos, en pandilla.
Conozco al amor de mi vida,
poco a poco,
los agradables besos,
los arropadores abrazos,
mis hijos, van llegando,
tres soles primaverales,
el padre, el hijo y el espíritu,
mi Trinidad he completado.
Esfuerzos con mi mente,
con mis fuertes brazos,
mi corazón siempre abierto,
una gran sonrisa en mis labios,
ni siquiera,
la mala enfermedad,
me la ha quitado.
¡No quiero perder mis costumbres!
¡Un rico café con mis amigas!
¡Un buen baño con mis hijos!
¡Una estupenda cena!
¡Una interesante tertulia!
¡Una relajante merienda!
¡Unas risas con mis nietos!
¡Una noche con mi amor!
¡Una caricia a mi madre,
tan mayor!
¡Vivencias de mi camino!
Y, tras mis derrumbes.
mi bajada en picado.
Delante,
¡un macabro descalabro!
¡solo a un paso!
¡atravesar esa puerta
que me lleva al otro lado!
¿Qué hago?
¡Nada!
¡Vivir con una sonrisa en mis labios!
¡No puedo cerrar esa puerta!
¡Abierta de par en par!
¡A lo grande!
Mi deseo,
¡la postergación para cruzarla!
Y, ese histórico momento,
mi conciencia,
lo acepta,
con respeto, con calma.
¡Mi entrada por esa puerta!
¡La puerta grande de la vida!
¡El momento de mi despedida!
Yo, la quiero cruzar,
¡Con mucho amor!
¡Con gran alegría!
¡Con total complicidad!
¡La sencillez de la vida!
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