Altura, más altura,
los cielos, me buscan,
en la noche oscura
de la sepultura de mi fiel amiga.
Siento su presencia,
ahí arriba.
¡Jamás dejaré que te pierdas!
Y, entre las esferas de las fuentes,
tu alegre sonrisa,
fluye hacia mí.
¡Jamás permitiré que desaparezcas
del jardín de los cielos!
Lo abonaré
con frutas, con caramelos,
con mi alegría,
para verte cada día,
¡amiga de mi alma!
Tus baladas, tus poesías
¡no me abandonan ningún día!
Jugaré contigo como los niños,
con inocencia,
con la suerte de ganar,
con la mala suerte de perder,
sabiendo que me esperas,
¡Te quiero tanto amiga mía!
¡Mi amiga Manuela!
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