Tumbada laguna de sabor amargo,
ininteligibles estructuras
de un daño duro.
Espirales, un destino iluso,
en este despiadado mundo
de aguiluchos,
danzando, sobre mis espaldas,
a troche y moche.
Me desploman
lenguas viperinas;
de mí hablan, ¡sorpasso!
Deslumbrados, día a día,
en el mar de esta locura mortal
que me hunde,
en la esponjosa calma de mi soledad.
Me desplazo, entre cristales rotos
de colores opacos,
cual mocho ingrato,
con un canto triste,
sobre la ladera,
del montículo más alto de mi amargura,
sobrecogiendo,
todas mis vivencias oscuras,
en este ocaso emergente,
de una vida tan dura.
Postramiento,
en las más desmemoriadas dudas.
Y, la integridad perdida,
de mi talante de altura.
Cabizbaja, mi cabeza,
hacia la sepultura.
Mis gritos alados,
se oyen,
hasta en las cumbres borrascosas
del fin de una escalonada carga.
Sempiterna morada
de mi locas andadas,
mortecinas.
🥰🥰🥰
Fotografía Pexels